Escuchar con el corazón: mi experiencia con la comunicación animal

Quienes me conocen saben que mis tres perros no son solo parte de mi vida, son mi familia. El compromiso que tengo con ellos va más allá de su alimentación y sus visitas al veterinario; su bienestar emocional también es una prioridad. Por eso, hace un tiempo decidí explorar algo que nunca imaginé: la comunicación animal.

Quienes me conocen saben que mis tres perros no son solo parte de mi vida, son mi familia. El compromiso que tengo con ellos va más allá de su alimentación y sus visitas al veterinario; su bienestar emocional también es una prioridad. Por eso, hace un tiempo decidí explorar algo que nunca imaginé: la comunicación animal.

Sí, así como lo lees. No se trata de magia ni de un don exclusivo de algunos, sino de conectar con ellos desde un lugar más profundo, sin palabras, solo con la energía y la intención. Al principio, como muchas personas, tenía dudas. ¿Cómo era posible? ¿Cómo podía recibir un mensaje sin escuchar una voz?

Pero al final, me animé. Y me animé porque yo estaba en un momento muy caótico, muchos cambios, muchas emociones… francamente me preocupó que mi perro (Tokes) pudiera estar percibiendo mi estado emocional, pues no lo notaba normal, su actitud también era otra. Fue entonces que me acerqué a Jeanine Hasselkus, comunicadora animal de Allegro Animalis, y a través de ella descubrí una nueva forma de entender a mis perros (y sí, también una nueva manera de comportarme con ellos).

Los animales sienten más de lo que imaginamos

Nos cuesta aceptar que los animales perciben nuestras emociones de manera mucho más clara que nosotros mismos. Cuando estamos estresados, ansiosos o tristes, ellos lo saben, lo sienten y, en muchos casos, lo reflejan. Nos observan todo el tiempo, no solo para entendernos, sino también para darnos señales de lo que estamos viviendo.

En mis sesiones, cada uno de mis perros me habló a su manera. Cuando agendé las sesiones, tuve una por cada uno. Tokes mencionó no solo lo mucho que extrañaba el sol que pegaba en el departamento anterior, sino que también habló de mi papá, refiriéndose a él como “su cuate”. Rita, por su parte, comentó sobre su juguete y lo poderosa que se sentía cuando lo llevaba al parque; y, efectivamente, yo notaba que al llevarlo consigo se mostraba más relajada y menos ansiosa. Chelsea se enfocó en expresar que era feliz donde estuvieran sus “papás” y destacó su amor por el juego de pelota.

Detalles como estos me hicieron darme cuenta de lo real y profundo que es el lenguaje de nuestros animales. Su manera de comunicarse va mucho más allá de ladridos, maullidos o gestos evidentes. Expresan sus emociones a través de posturas corporales, cambios en su energía e incluso con la forma en que nos miran. La clave está en aprender a escucharlos, y eso significa sentir en lugar de traducir lo que hacen a nuestro lenguaje humano.

¿Cómo se da la comunicación con los animales?

La comunicación con los animales no ocurre con palabras, sino con emociones, imágenes y sensaciones. Para ellos, la conexión se da a través de las emociones, no de la mente.

Los comunicadores animales logran esto entrando en un estado de neutralidad, en el que reciben imágenes mentales, emociones y hasta sensaciones físicas que los animales les transmiten. Pero lo más interesante es que esta no es una habilidad exclusiva de algunos. Todos podemos desarrollarla si aprendemos a estar presentes, a observar y a sentir en lugar de interpretar todo desde la lógica humana.

Durante mi sesión con Jeanine, entendí que el primer paso para conectar con un animal es aprender a silenciar todo lo que nos distrae. Y no me refiero solo al ruido externo, sino también al interno: las preocupaciones, el estrés, los pensamientos acelerados. Cuando logramos ese estado de calma, los animales pueden “hablarnos” de una manera que no esperábamos.

¿Cómo comunicarse con los animales?

Después de esa primera sesión, mi relación con mis perros cambió. No porque ahora pudiera “hablar” con ellos en otro idioma, sino porque aprendí a escucharlos de verdad. Comprendí que muchas veces no necesitan que les hable, sino que los sienta, que me sincronice con ellos y simplemente comparta el momento.

La comunicación intuitiva con los animales nos acerca a ellos y, al mismo tiempo, a nosotros mismos. Nos ayuda a fortalecer nuestra relación, mejorar su bienestar y recordar que la conexión con otros seres vivos es mucho más profunda de lo que imaginamos. También nos invita a replantearnos nuestro propio rol en la naturaleza, a entender que formamos parte de una red en la que todos los seres estamos vinculados.

¿Cuándo acudir con una comunicadora animal y qué beneficios tiene?

La comunicación con los animales no es solo una experiencia curiosa o mística; es una herramienta real que puede ayudarnos a entender mejor a nuestros compañeros de vida. No se trata de buscar respuestas mágicas, sino de abrirnos a escuchar lo que nuestros animales ya nos están diciendo de muchas maneras.

Acudir con una comunicadora animal puede ser útil en distintas situaciones, como:

🐾 Cuando adoptas a un nuevo miembro en tu familia: Para conocer su historia, cómo se siente en su nuevo hogar y qué necesita para adaptarse mejor.
🐾 Si notas un cambio en su comportamiento: Cuando de repente se muestra más retraído, agresivo o ansioso, sin razón aparente.
🐾 Antes de una mudanza o un cambio importante: Como la llegada de un bebé, una separación familiar o la pérdida de otro animal con el que convivía.
🐾 Si tu animal está enfermo o en su etapa final de vida: Para saber qué necesita, cómo ayudarle a estar más cómodo y si desea recibir asistencia en su proceso de partida.

Los beneficios de la comunicación animal

Más allá de conocer mejor a nuestros animales, esta conexión nos permite entendernos a nosotros mismos. Al aprender a escuchar desde la calma y la neutralidad, nos volvemos más conscientes de nuestras propias emociones y de la energía que compartimos con ellos.

Algunos beneficios de acudir con una comunicadora animal son:

  • Fortalecer el vínculo con tu mascota, comprendiendo mejor lo que siente y necesita.
  • Identificar posibles malestares físicos o emocionales antes de que se conviertan en un problema mayor (claro, el veterinario siempre es primero, pero esto puede guiarte hacia tomas de decisiones).
  • Facilitar la convivencia entre animales, sobre todo en hogares con más de una mascota.
  • Brindar paz y claridad en momentos difíciles, como la enfermedad o la partida de un animal.

Si quieres saber más sobre esta experiencia, te invito a ver el episodio completo de Pequeña necesidad, donde hablé con Jeanine Hasselkus de Allegro Animalis sobre la comunicación animal y cómo podemos conectar mejor con nuestras mascotas. Te prometo que será un capítulo que te dejará pensando.

Foto de Nathan Dumlao en Unsplash

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