Cuando el síndrome de la impostora y el querer vivir sola se encuentran

Cuando ya tienes las llaves y las primeras cajas desempacadas, es posible que te encuentres con una visitante inesperada: el famoso y molesto síndrome de la impostora. Esa vocecita que dice “¿Estaré realmente lista para esto?”

Cuando ya tienes las llaves y las primeras cajas desempacadas, existe la probabilidad de que te encuentres con una visitante inesperada (y nada agradable): el famoso y molesto síndrome de la impostora.

Esa vocecita que dice “¿Estaré realmente lista para esto?” o “¿Estoy tomando buenas decisiones?”.

Es normal sentirse así, pero para nada vayas a dejar que se convierta en esa roomie molesta que estará ocupando espacio en tu depa y cabeza. Aquí te comparto algunas recomendaciones para enfrentar esas dudas y sentimientos de insuficiencia para que puedas disfrutar y fortalecer tu vida independiente.

No existe la ‘forma perfecta’ de vivir sola

El síndrome de la impostora adora compararnos con una imagen ideal de cómo deberíamos ser, o en este caso, de cómo debería ser la vida independiente. Nos imaginamos que vivir solas significa tener todo bajo control, saber de cocina, tener un hogar perfectamente decorado y, por supuesto, dominar todas las finanzas. Pero en realidad, no hay una única manera de hacerlo, cada persona construye su versión, y TU VERSIÓN es la única que importa.

Suelta la presión de la perfección:

  • No te compares con otras personas. La vida independiente es única para cada quien. Hay quienes decoran su casa en el primer mes; otras lo hacen en un año. Repítete: cada quien.
  • Acepta que aprenderás sobre la marcha. No naciste sabiendo todo (ni morias sabiéndolo); parte de la independencia es cometer errores y aprender de ellos. Nadie se salva.
  • Establece tus propios estándares. Pregúntate: “¿Qué es lo que a mí me hace sentir en paz?” Esa es la única referencia que necesitas.

Transforma los errores en tu poder

En la vida independiente, habrá muchas primeras veces y, probablemente, varios errores. Es fácil que el síndrome de la impostora aproveche para hacerte creer que, si te equivocas, es porque no estás hecha para esto. Pero la verdad es que cada error es una oportunidad para aprender y crecer. Los errores no definen tu capacidad; son parte natural de cualquier proceso de adaptación.

Abraza tus errores sin sentirte insuficiente:

  • Escribe lo que has aprendido. Al registrar tus aprendizajes, verás que cada situación que parecía un fracaso, en realidad te está ayudando.
  • Date permiso para reírte de tus metidas de pata. La independencia es una aventura, y los errores a veces son las mejores anécdotas.
  • Recuerda que nadie ve tus errores como tú los ves. A veces magnificamos nuestros fallos, cuando en realidad son cosas normales que nadie más nota.

Reconoce los logros (pequeños y grandes) que has alcanzado

Cuando tienes el síndrome de la impostora, es fácil minimizar lo que has hecho bien y enfocarte solo en los “debería” o “podría haber hecho mejor”. Pero cada logro cuenta y merece ser celebrado, desde pagar una factura a tiempo hasta hacer la primera reparación. O sea, date cuenta de que sí se puede.

Ideas para reconocer tus logros:

  • Lleva un “diario de logros”. Anota una cosa buena que hayas hecho cada día, por más pequeña que parezca. ¡Al final de la semana tendrás un montón de wins!
  • Crea un pequeño ritual de celebración. ¿Terminaste tu primera semana viviendo sola? Haz algo especial para ti, como una cena o un maratón de películas.
  • Reconoce el esfuerzo que pusiste en cada logro. Como dicen “no es el destino, sino el camino”, o algo así 😛

Háblate como hablarías con una amiga

El síndrome de la impostora nos hace ser muy duras con nosotras mismas, juzgándonos de una forma que jamás haríamos con alguien que queremos. Es momento de cambiar ese diálogo interno. Cuando sientas dudas, trata de hablarte como lo harías con tu mejor amiga, con paciencia, comprensión y apoyo. Por ejemplo: “Hoy has hecho un buen trabajo, incluso si las cosas no salieron perfectas” y en lugar de pensar “Nunca puedo hacer nada bien,” intenta “A veces las cosas no salen como quiero, y eso está bien.”

Reemplaza la duda con curiosidad

Me encanta este tipo, la verdad 😀

En vez de cuestionarte si eres suficiente, cambia el enfoque a la curiosidad y pregúntate: “¿Qué puedo aprender de esto?” o “¿Qué nuevas habilidades estoy desarrollando al enfrentarme a este reto?”. La curiosidad tiene un poder enorme para transformar las dudas. Cuando miras las cosas como una exploradora en lugar de una crítica, tu visión sobre ti misma cambia 100%.

Recuerda siempre:

  • Hazte preguntas en lugar de críticas.
  • Prueba cosas nuevas sin expectativas.
  • Disfruta del “proceso” más que del resultado.

Importante: no eres la única en sentirse así

Muchas experimentamos el síndrome de la impostora al empezar a vivir solas. Muchas veces, escuchar las experiencias de otras te ayuda a entender que lo que estás sintiendo es normal y no tiene nada que ver con tu capacidad. Aunque puede parecer que todas las demás tienen todo bajo control, la realidad es que muchas estamos enfrentando las mismas dudas.

Y si te sirve, haz esto: Busca inspiración en personas que admira y recuerda que la perfección es un mito.

El síndrome de la impostora se alimenta de la idea de que tienes que cumplir con ciertos estándares para ser “suficiente”. Pero, ¿qué pasa si construyes una identidad basada en lo que a ti realmente te importa, y no en las expectativas de los demás? Vivir sola es la oportunidad perfecta para definir quién eres desde adentro, y eso no tiene que ver con lo que otros esperan.

¡Confía en ti!

La independencia es el momento perfecto para aprender a confiar en ti. Claro, al principio puedes dudar, pero cada vez que asumes una responsabilidad nueva te das cuenta de que sí eres capaz. Y por eso mismo no hay que huirles.

Esta relación de confianza es la mejor vacuna contra el síndrome de la impostora.

Aceptar la independencia es, en el fondo, un acto de valentía y autoconfianza. Con cada paso, te demuestras que eres capaz de llevar la vida en tus propios términos, y eso no tiene precio. Cuando el síndrome de la impostora toque tu puerta, recuérdale que estás aprendiendo, creciendo, y creando tu propio camino, que no moleste 💕

Depa De Soltera:
Related Post